- Material: algodón
- Estampado al agua y alta densidad
- Fit unisex
- Manga corta
- Disponible en color gris
- Cuello en U
- Guia de talla
Este bogotano que daba clases de ÁRABE EN BRUSELAS fue una de las inteligencias más deslumbrantes de Colombia. Con 67 científicos —47 de ellos extranjeros que harían historia— intentó dar un paso certero para la CIENCIA en Colombia. Pero “todo parece quimérico en nuestro país, todo encalla”. “La tal política me tiene harto”, decía Uricoechea.
En 1868 “le eché la bendición a mi tierra y me vine para París”, contaba. Desde allí fue definitivo en la vida de su amigo, socio y alumno de alemán, el gran filólogo colombiano Rufino José CUERVO: “Rufino, líe petacas y véngase a París… ya sabe que en el número 199 se puede usted desmontar a la hora que guste, ahí le arreglaremos el junco”, escribía refiriéndose a su casa —vecina de la de Balzac— en el 199 Faubourg Saint Honoré.
“La tal tierra no es sino una cáscara de huevo, algo más que de avestruz”, decía. ¿Quién fue este trotamundos al que un accidente cerebrovascular le terminó muy pronto su plan de vivir con una tribu del DESIERTO? Conoce en nueve cuadros algunos datos de esta historia rara, bella y evadida, que merece recordarse.
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- Estampado al agua y alta densidad
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- Disponible en color gris
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Este bogotano que daba clases de ÁRABE EN BRUSELAS fue una de las inteligencias más deslumbrantes de Colombia. Con 67 científicos —47 de ellos extranjeros que harían historia— intentó dar un paso certero para la CIENCIA en Colombia. Pero “todo parece quimérico en nuestro país, todo encalla”. “La tal política me tiene harto”, decía Uricoechea.
En 1868 “le eché la bendición a mi tierra y me vine para París”, contaba. Desde allí fue definitivo en la vida de su amigo, socio y alumno de alemán, el gran filólogo colombiano Rufino José CUERVO: “Rufino, líe petacas y véngase a París… ya sabe que en el número 199 se puede usted desmontar a la hora que guste, ahí le arreglaremos el junco”, escribía refiriéndose a su casa —vecina de la de Balzac— en el 199 Faubourg Saint Honoré.
“La tal tierra no es sino una cáscara de huevo, algo más que de avestruz”, decía. ¿Quién fue este trotamundos al que un accidente cerebrovascular le terminó muy pronto su plan de vivir con una tribu del DESIERTO? Conoce en nueve cuadros algunos datos de esta historia rara, bella y evadida, que merece recordarse.
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