- Material: poliéster ecológico
- Estampada al agua
- Fit unisex infantil
- Manga corta
- Cuello en U
- Colores disponibles: crudo y azul
- Guía de talla
“¿Cómo amaneció lo más lindo de la casa?” “¿qué chele mi AMORCHITO?” Te mira y agacha las orejas, mueve la cola, te pone las paticas en las piernas y hace rondas, o se acuesta para que le rasques la barriga. Lo que no sospechamos es que su cerebro se ilumina con tu voz. Y mientras lo llamas por uno de los nombres del amor —“mis celos locos”, “mi algodoncito”, “mi chiqui”, “mi loba”—, empieza en él una danza NEURONAL que te celebra.
Esa cascada de frases que entran por los terciopelos de las orejas más bienolientes del mundo llega hasta las regiones auditivas del cerebro, que se iluminan y se activan más de lo normal cuando cambian los acentos y las VOCALES enfáticas hacen lo suyo.
Los tonos AGUDOS son los definitivos para que los perros memoricen y reconozcan nuestra voz a pesar de dejarnos de ver, según un estudio publicado en la revista Communications Biology de Nature.
Los perros, además, ponen mucha atención a las palabras nuevas y las procesan con la ayuda de ese cerebro que es tan parecido al tuyo, aunque más pequeño y con una décima parte de su peso.
La AMÍGDALA procesa emociones como el MIEDO o la alegría que le da oírte. El NÚCLEO CAUDADO, una estructura en la profundidad de los hemisferios cerebrales, opera como un centro de RECOMPENSAS que traduce los cariños cantados en ONDAS CEREBRALES que se agitan distinto si hablas tú a si ladra, por ejemplo, un perro.
Debes saber que a tu voz no se la lleva el aire. Viaja hasta tu perro en ondas a 335 mts por segundo, colisiona con sus tímpanos, caracolitas de seda en las que esas ondas se transforman en un líquido salado que INUNDA la cóclea. Allí las células, plenas de electricidad, disparan un mensaje a su cerebro. Y TU PERRA, TU PERRO, TU AMOR LOCO Y MÁS VERDADERO, TE OYE.
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- Material: poliéster ecológico
- Estampada al agua
- Fit unisex infantil
- Manga corta
- Cuello en U
- Colores disponibles: crudo y azul
- Guía de talla
“¿Cómo amaneció lo más lindo de la casa?” “¿qué chele mi AMORCHITO?” Te mira y agacha las orejas, mueve la cola, te pone las paticas en las piernas y hace rondas, o se acuesta para que le rasques la barriga. Lo que no sospechamos es que su cerebro se ilumina con tu voz. Y mientras lo llamas por uno de los nombres del amor —“mis celos locos”, “mi algodoncito”, “mi chiqui”, “mi loba”—, empieza en él una danza NEURONAL que te celebra.
Esa cascada de frases que entran por los terciopelos de las orejas más bienolientes del mundo llega hasta las regiones auditivas del cerebro, que se iluminan y se activan más de lo normal cuando cambian los acentos y las VOCALES enfáticas hacen lo suyo.
Los tonos AGUDOS son los definitivos para que los perros memoricen y reconozcan nuestra voz a pesar de dejarnos de ver, según un estudio publicado en la revista Communications Biology de Nature.
Los perros, además, ponen mucha atención a las palabras nuevas y las procesan con la ayuda de ese cerebro que es tan parecido al tuyo, aunque más pequeño y con una décima parte de su peso.
La AMÍGDALA procesa emociones como el MIEDO o la alegría que le da oírte. El NÚCLEO CAUDADO, una estructura en la profundidad de los hemisferios cerebrales, opera como un centro de RECOMPENSAS que traduce los cariños cantados en ONDAS CEREBRALES que se agitan distinto si hablas tú a si ladra, por ejemplo, un perro.
Debes saber que a tu voz no se la lleva el aire. Viaja hasta tu perro en ondas a 335 mts por segundo, colisiona con sus tímpanos, caracolitas de seda en las que esas ondas se transforman en un líquido salado que INUNDA la cóclea. Allí las células, plenas de electricidad, disparan un mensaje a su cerebro. Y TU PERRA, TU PERRO, TU AMOR LOCO Y MÁS VERDADERO, TE OYE.
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